La luz de la mañana
La luz de la mañana. Reflexiones para empezar bien el día
Ciudad Nueva, 2012.
Traducción: Jordi Sans Vila
«La aurora comporta una sensación de pureza incluso cuando domina el hielo invernal –dice el autor en su introducción: aleja los humores y los efluvios pesados del sueño en los locales cerrados y calientes, dejando paso al nítido hielo. Para muchos de nosotros las primeras palabras de la mañana son las de los periódicos… Según Hegel, “la oración de la mañana del hombre moderno es la lectura del periódico, porque permite situarnos cada día en nuestro mundo histórico”. Y Baudelaire no dudaba en recordar que “cada periódico… no es más que un entramado de horrores: guerras, delitos, robos, obscenidades, torturas, delitos de los políticos, delitos de las naciones, delitos de particulares, borrachera de obscenidad universal…”».
Mediante una reflexión para cada día del año, sigue diciendo el cardenal Gianfranco Ravasi, «trato de distanciarme de semejante atmósfera y… de aspirar el perfume de la mañana a través de palabras antiguas o recientes que… te permiten entrar en las horas y los trabajos de la jornada con una dosis de aire limpio, de espíritu purificado, de limpieza interior. Son palabras dichas, pensadas o escritas por labios, cerebros, manos de grandes hombres y mujeres que, a lo largo de la historia de la humanidad, han ofrecido palabras de sabiduría, capaces de provocar un estremecimiento en el alma, un sobresalto en la conciencia, una torsión en la mente, rompiendo o al menos encrespando la calma anodina de los lugares comunes y de las banalidades».